6. ….Se alejó del núcleo más bullicioso, buscando la soledad, y en la pequeña esquina arbolada escuchó las notas de una guitarra, surgiendo limpias y veloces entre los matorrales. Se aproximó sin hacer ruido, atraído por aquel sonido, y especialmente curioso por las manos que pudieron estarlo produciendo. Creía conocer a la mayoría de los melómanos de la escuela y, desde luego, ninguno era capaz de tocar con aquella limpieza.
Ni siquiera él.
Su sorpresa fue total.
Había visto muchas veces al protagonista de su asombro, aunque nunca le prestó
la menor atención, porque iba dos cursos por detrás del él.
Era un chico muy delgado que aún llevaba pantalón corto a veces, si no recodaba mal, con el cabello ensortijado y abundante por la parte superior de la cabeza. No sabía ni su nombre.
Pero sus dedos eran la mejor de las tarjetas de presentación.
Estaba sentado en el suelo, sobre la funda de la guitarra que asomaba por ambos lados. Tocaba la música de Loving you, uno de los éxitos de Presley el año anterior, con una naturalidad absoluta. Paul pensó que, o bien era la única canción que conocía y se la sabía de memoria, o aquel chico era sencillamente fantástico, especialmente tratándose de un crío.
Intentó aproximarse más, para verle las manos, la digitación, y un ruido rompió el encanto de la situación. El chico se sobresaltó, rota la concentración y la magia de su soledad.
Miró al intruso con desconfianza, como suele hacer la mayoría de los estudiantes pequeños ante los mayores, y protegió por instinto su guitarra, quizá su más preciado tesoro. Sin embargo, el tono de su voz fue desafiante al preguntar:
—¿Qué quieres?
Paul se sentó a su lado, dispuesto a pasar por todo, emocionado por su hallazgo.
—Oye, ¿cómo hacías esos acordes?
—¿Tú no eres McCartney, el que está en Los Quarrymen?
—Sí —le confirmó con agrado, especialmente porque el otro comenzó a sonreír.
—Yo me llamo Harrison, George Harrison —dijo el chico—, y también soy músico.
*Fragmento de la novela “El joven Lennon” de Jordi Sierra y Fabra. Haciendo alusión al primer encuentro McCartney — Harrison en el Liverpool Institute High School